Este campo está ubicado sobre la Ruta Nacional 40, a pocos kilómetros al sur de Perito Moreno en la provincia de Santa Cruz, se extiende sobre una superficie de 16.372 hectáreas, destacándose por su imponente topografía, paisajes naturales y aptitudes para la explotación ganadera.



Topografía y paisaje




La topografía del lugar es variada, con zonas de llanuras extensas y leves ondulaciones, ideales para el pastoreo y la circulación de ganado. 

El paisaje típico de la región patagónica combina la aridez característica con áreas de vegetación baja y estepa. Desde el campo se aprecian vistas despejadas hacia las mesetas y, en días claros, el horizonte montañoso en la distancia.



Flora Forrajera



El campo se encuentra en una región de estepa patagónica, donde predomina una vegetación xerófila adaptada a las condiciones semiáridas. Las especies forrajeras típicas incluyen coirón, neneo  y pastos duros, esenciales para la alimentación de ganado ovino y bovino. Si se manejan adecuadamente, estas pasturas pueden sostener la actividad ganadera durante todo el año, aunque el manejo debe ser cuidadoso para evitar la sobreexplotación.




Infraestructura y División de Cuadros




El campo cuenta con una organización funcional para la explotación ganadera:

Dos cuadros grandes y cuatro cuadros chicos de aproximadamente una legua cada uno, que permiten una rotación eficiente del pastoreo.

Siete potreros, facilitando una división estratégica para la alimentación y manejo del ganado.



Explotación Ganadera



El establecimiento está orientado principalmente a la producción ovina, con excelentes instalaciones que incluyen corrales, mangas y galpones
específicos para el esquilado y manejo sanitario.

Además, cuenta con infraestructura para manejar ganado vacuno, equipada con manga y cepo, lo que permite diversificar la actividad ganadera y complementar la producción ovina.

Este campo es ideal para quienes buscan un espacio productivo bien organizado, con recursos naturales aprovechables tanto para la cría de animales como para su potencial turístico. El manejo sostenible de la flora forrajera y la optimización de las instalaciones existentes pueden maximizar su rendimiento en el largo plazo.