XINTEL (BML-BML-46)
La casa Babylon (llamada así en relación a las hermosas experiencias vividas por sus dueños en oriente) pivotea entre estas dos máximas ancestrales. Babylon se alza en un médano alto, consolidado hace ya mucho tiempo y elegido por su cercanía a dos de los más atractivos paisajes existentes en Pinamar: el mar y el bosque. El solar está orientado hacia el océano y posee una hermosa panorámica, desde su atelier, de los atardeceres y amaneceres en la playa. Al igual que Miguel Ángel descubrió en la piedra la forma de su escultura, el arquitecto imaginó la casa en función del lote y es así que el obstáculo presentado por la topografía del terreno, una pronunciada pendiente hacia el fondo, fue trasformado en ventaja: la pendiente conduce al mar desde el contrafrente de la casa, el frente mira al bosque y la lomada fue aprovechada para crear un juego de interesantes desniveles que embellecen las líneas simples de la fachada, a la vez que permiten la expansión de los interiores en deck, galerías y terrazas; nexos indiscutibles con la naturaleza. Para lograr esas vistas desde su atelier, la vivienda alcanza la máxima altura permitida en barrios residenciales; es así que tiene cuatro niveles, divididos en tres bloques funcionales por planta: hacia el frente, servicios y circulación; hacia el interior de la manzana, los locales principales, estar, comedor y dormitorios, y en los laterales, la expansión y el esparcimiento, materializados en las amplias terrazas y en los decks. El acceso a la vivienda, estar, living, cocina y comedor se hallan elevados medio nivel, despegándose del ruidoso movimiento de la avenida. En el mismo nivel se luce una gran terraza con vistas a potenciar la relación con el bosque. Esta última está conectada por medio de una circulación vertical, con una segunda terraza en madera que remata en una piscina con desborde infinito sobre la pendiente del terreno.
Un nivel más arriba se halla la planta de dormitorios. Un nivel debajo del acceso encontramos el garaje, la cava, el lavadero, la sala de máquinas, el dormitorio de servicio con su baño y un área de actividades comunes. La decoración es, en todos los ambientes, armónica y cálida. En las áreas sociales los pisos son de un porcelanato apto para la calefacción por losa radiante. Su tono off-white atempera el blanco dominante en la mayoría de las paredes y cielorrasos. En los dormitorios se ha escogido la madera para reforzar la función de intimidad que le compete al área. La madera abunda también en bibliotecas, repisas, marcos de espejos y otros muebles con función de guardado generando rincones confortables y cálidos que invitan al relax. En general, el mobiliario de las áreas sociales logra dominar un equilibrio bastante original entre lo moderno y lo campestre. Y este último ingrediente, el campestre, parece acentuarse a medida que subimos de nivel, hasta tornarse quizá dominante en la planta en la que se alojan los dormitorios. La transición del dominio de una estética a otra es hábilmente preanunciada por el abandono del blanco (suplantado por un mostaza) en la pared que acompaña la escalera que conduce a ellos. Por lo demás, estos emanan un aire despojado, tranquilo y las amplias puertas ventanas dejan que la luz y el verde se cuelen a raudales, logrando que sean ellos los verdaderos protagonistas de la ambientación. Así, descubriendo la potencia del entorno, se ha creado esta maravillosa vivienda de líneas simples y claras, que propone ambientes flexibles para la vida diaria.

Crédito: Revista Espacio y Confort - María Soledad Franco

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